lunes, diciembre 03, 2007

Desvelado.

Inclinado en un renglon
rechina
un busto de madera caido
o en busca sin sangre de un sol
que alimente con tinta
su mente de telgopor

Diez sueños en una red
que aunque al trocarlos por vida
no son más que mentira,
sus reflejos persiguen
astilla a astilla
y llegan
a hacer un Vesubio de su pira,

y cuando con fuego fatuo ilumina
aunque más no fuese
por un instantáneo segundo-
su tierra de ficciones

el hombre de barro
encuentra venganza
a los besos no robados,
el niño crece
o llora
su exagerada infancia,
la justicia es tan visible
como la roja manzana,
el último viaje es un destino
que se puede cancelar
con cambiar una palabra.

Y sin embargo no hay luto
peor para el que sueña mundos
etéreos y cercanos
que la verdadera,
la realidad real
esa que no se ensueña,

esa que más que a muerte,

amantes y soledades,
matanzas o gaviotas,
traciones, desengaños
mujeres sin soldados,

huele a cloforormo.

donde Morfeo ahogado
baila en su frasco
con la aguja del reloj
como ritmo obligado

Y allí,
allí parpadea el soñador
de pijama y desvelado,

y se pregunta a cada rato
el por qué de soñar tanto.

lunes, noviembre 26, 2007

De líneas y círculos.

Es indescriptible la ascendencia,
e innumerables
...................los que han transitado
por el camino piedras
...............................que arden
con ese fuego:
.......................puro,
de ese fuego blanco, incandescente
que se vuelca como un volcán
..................... de brasas en llanto
y trepa paso a paso
.....................................devorando.

Luego, algunos restan cenizas
que se deshacen
como lágrimas negras
o se resarcen con el viento.

Es realmente
(y digo realmente
pero de una manera
realmente ignorante)
complicado seguir una línea fija,
........................................................a veces

la velocidad acelera todo
las letras,
la línea,
las pupilas,
las rojas, las blancas,
las amarillas

Un ruido furioso se revolotea,
y ensordece.
Realmente, eso es lo terrible;
todo se superpone, se confunde,
entonces el camino- que hervía
como la baba de los famélicos-
se torna indescifrable,
pero sobre todo,
ajeno.
................................o...............................

In situ,
una fotografía;
............. el cielo se congela.
Está verde, pero de un verde
que nunca
nunca vio el amanecer.
Un verde oscuro,
............. mil chimeneas
sonrien y hacen círculos de humo
que atraviesan los caminantes
de bombín, corbata, diurnos,
de una ciudad
que nunca
nunca vio el amanecer.

Allí,
solo,
alguien nace,
y llora.
Una mujer
intenta matar al reloj
pero se hace cenizas
y muere.
Alguien,
en un rincón,
llora.
Es una niña
que ya toma envión,
corre,
y con el calor
marca sus pequeños pies.

miércoles, noviembre 07, 2007

En la serpiente de hierro.

Espero,
..........y entre tanto

el camino se hace fuego
los puntos arremolinados
de traje y trajín negro
retoman sus pulsos absurdos,
el marcapasos de una pueblo
inmenso, desconocido, eterno,
la ausencia de sonrisas
las sierpes mecánicas
con su carne de hierro
en la manzana no dejan
ni siquiera un simple verbo.

Del riesgo no hablaré,
lo dejé en José María Moreno
a la sombra de un banco,
quizás aún lo espero,
no sé si va a llegar,
me encontrará en lo más oscuro
sabe, soy un punto, un lunar,
un fantasma en el metro
ya la gente se baja;
no veo a nadie saludar.
Pienso en todo, en el camino,
en el fuego, en mi carne
(que casi, casi es de hierro)
en la sierpe
...............que corroe,
que mastica,
...............hasta el deseo
y lo vomita,
..............allí lo veo
deforme,
..............lo veo indeseable,
lo veo deshecho.

Ay! Ya no lo veo.

Ahora que no me queda nada,
más que seguir viviendo,
en una carcel circular
donde los rieles se hacen aire,
soy prisionero o carcelero,
un grito mudo en una tierra
enterrada hace algun tiempo.

Con cada llegada y cada venida,
repetiré estas palabras,
para siempre o un poco menos
pienso, y me despienso,

Y entre tanto,
........................desespero.

lunes, octubre 29, 2007

Frígida rosa de carnaval.

Como si el esteril cuerpo
que me encadena de por vida
no fuese suficiente alcoba
ahora guardar en la memoria
en un cofre de arena
esta impía manera
de atarme a tu desprecio
se vuelve errante, mía
y cada vez más adictiva

Ojalá alguna vez, no mame en los delirios
espejismos del destierro
palabras huecas, llenas de mis sentidos.

Me gustaría pintar
en el bote de mi deriva
un sello que se borre
por qué no como la piel
rifar mi alma de mentira
o tus cadenas rojas
carnosas y egoístas

Punzantes algoritmos
eternas melancolías
que se repiten como el eco
en cíclicos eufemismos
de una misma utopías.

Ay, pero mis letras son nítidas
tardará la violencia en quitar
la Eulogia y el racimo
de desollada margarita
los recorridos matutinos
y mis fotos con el abismo.

He vuelto sin duda a la duda
que es la razón que me motiva
La cicuta y la miel
que es la razón que me anima.
Las musas de mi vida
se ríen, juegan, me envidan
y luego atacan
en lo más bajo de mi poesía.

Ojalá alguna vez el erial me rodee
y no me arrastre al carnaval,
puta frígida, rosa verbal.

jueves, octubre 04, 2007

Sueño con serpientes (S. Rodriguez)

...Ésta al fin me engulle, y mientras por su esófago
paseo, voy pensando en qué vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago
y planteo con un verso una verdad...

viernes, septiembre 21, 2007

Trenzas.

Que me persiga la muerte,
que no me va a alcanzar.
Que me chifle el silencio,
que no me va a callar.
Y las tristes tribulaciones
de esos tres tigres
no tronarán mi cabeza
ni beberán de mi lágrimas,
aunque a veces dijera
que vivo de ellas para vivir.

Repetiré si tengo que repetir,
hasta nunca mi lengua cantará;
sin flores, un frío de compañía
al que adorne coronas
en la cabeza del quevendrá.
¡Remontan a la luna
las gaviotas de mi locura!
Trenzadas las sonrisas
la luz blanca en la deriva,
mis versos son cenizas
y que del fuego se rescriban
en el suelo, otra vez y una.

No fue nada la ternura,
que no haya escuchado.
No fue nada el firmamento,
que no vaya a alcanzar.
Aunque hablo de algo raro
(embriagado de lo abstracto,
efímero como lo eterno,
eterno como lo perfecto)
contar puedo una cosa
-y que la parca tome nota-
es impiadosa mi sangre en
los estribos del horizonte;
la veo desde el monte
a la sombra de mis días,
y dos puntos lo siguiente:
que no espere la agonía,
que me trate de alcanzar.

lunes, septiembre 17, 2007

Hasta mañana.

Fui el trote del tiempo,
fui las flores hacia el invierno,
fui la gota de los niños hambrientos,
fui las playas de hielo,
los mares áridos,
el sofocar del viento,
fui la ausencia, el fuego, la sombra,
fui el recuerdo de una realidad real,
fui la incertidumbre del cielo,
fui la enfermedad de un mal.
Fui el verbo del muerto,
fui grises y verdes siniestros
fui en fricción mariposa y
fui cenizas, y volaba lejos.

Soy una pregunta informulable,
atrapada en la arena del destierro.
Soy una salida desapercibida,
soy la espera en la esperanza,
soy como reír en los entierros,
soy mil daños con navajas de espejo
y una batalla perdida conta el miedo.
Soy la luna que se pierde en la frontera
esa que nos escapa y de mi cara se avergüenza,
Soy una conclusión sin mucha luz, o elquevendrá
más que la venganza.
Soy el violento camino. Soy la vida. Soy hoy.
Y seré, hasta mañana.

domingo, septiembre 09, 2007

Símbolos.

Sobrevivo largas oraciones a la espera de una frase, cada noche, cada vez que me siento a garabatear cualquier palabra. Compensando la estupidez, la soledad, la melancolía que me ata con fuego al piso, me escapo como un roedor hacia lo que pierde la forma, que no tiene caras, donde la vergüenza natural desaparece, y mi visión desaparece, hacia un punto de fuga que escudriña, con sus rasguños, el papel. Mi mano se impulsa de algo a mi alrededor (será el aire ¿o la disconformidad?), y sonámbula va estirando las letras. Las delinea, las viste de un color azul oscuro, profundo e inmemorial, y poco a poco se unen... se unen como si el único sentido que realmente tuviesen fuese ese: estar juntas.

Creo que en el fondo es así. Hay un destino oculto tras de ellas, algo más fuerte que el oro, la pasión o lo que fuese. Están juntas. Y si no, no son nada. ¿Qué significa una simple mancha injustificada? Ellas son sabias, tal vez demasiado. Pujan por salir, todo el tiempo... no les preocupa a dónde viajar, dónde terminar, de mano de quién andarán; no está aquella diferencia mundana entre lo real y lo verdaderamente falso. Me parece que saben que, al fin y al cabo, no importa: no distinguen lo auténtico ni esa absurda especulación. No tienen ese temor, ni esa terquedad, ni esa vanidad y aceptan que son simplemente sombras, saben que su mensaje es lo único que importa, que de lo único que son dueñas es de ellas mismas pero que aún así se perderán. Siempre llega la conclusión aunque no pueden ver dónde va a terminar: será una coma, un punto final, dos puntos o una historia por empezar. Tampoco pueden ver cuál será su rol en todo esto. Su vida es corta, su silencio muy próximo, su voz efímera, su consciencia casi inofensiva. Y aún así, creo que saben lo trascendental que juntas van a contar. Repito: no importa si es verdad, ficción, mentira o realidad.

El problema es ponerse a buscar demasiado, porque además de todo, ellas son evidentes, no guardan secretos. En cambio, uno siempre remueve demasiado, no sabe dónde parar; se ofusca y el reflejo le da a uno cada día una sonrisa distinta. Uno sabe que es el deseo, el palpitante deseo que nunca se acomoda del todo, y nos pica y nos hace dudar, desconfiar. Alerta. Uno lucha por escapar: no acepta nunca, o da treguas que pueden escribirse con letras de sal. Contra la marea, la fiebre en la terquedad, la infinita necesidad de no sentirse concluido, uno se apresura a vivir del cambio, la aceleración que -al fin y al cabo- nos transforma, nos desfigura, y nos hace olvidar cuál era nuestro mensaje. Tal vez era eso lo único que quería encontrar. Y punto final.

jueves, agosto 23, 2007

Apología de la Arbitrariedad. (Oda al Cinismo)

C'est rien los besos
que no te he robado
y te robo en canción.
Un cigarrillo que se consume
en mi boca y al cuadrado
la escoria de nombre
que el destino nos dio.
Y se me dio por verte
De lejos los días
(en la frontera los soles)
la felicidad es un cuento
sin la moraleja
cuando se me dio
por robarte una canción.
El diablo me agencia
una empresa de turismo,
más allá del abismo
y tu figura vivió.
Mi recuerdo es ajeno
como la piel de gallina,
que nunca conjura
la amarga sonrisa
donde una chispa
hoguerza se hizo
y Juana se ahogó.
De rien y el decoro es inútil
la vergüenza es un buitre,
por trotar, rodar, arrastrarse,
y rasgar esta canción.
Como si el sueño fuese eterno,
como el blanco, el azul, el negro
la marca de fuego, los grises absurdos,
los comentarios o el desprecio,
el derrame de un beso,
y una voz que nunca me vio.
Esclavo de ciertos matices,
del silencio y la ola
que en algún lugar pagó
aquel intento, la cadencia
al romper un hielo,
y el ombligo que gira
siempre a tu alrededor.

martes, julio 31, 2007

Extremar.

No hay instante que no describa el momento

No hay palabras capaces de atrapar a todas esas luciérnagas que vuelan sobre esta noche.

No hay adioses a dioses tejedores de este sueño.

No hay presentes que duren menos que el futuro, no hay pasados que maten al presente.

No hay sonrisas sin makeups de lágrimas, no hay deshielos excepto por este fuego.

No hay arterias que contengan tanta sangre, no hay venas que la devuelvan de regreso;

no hay días sin soles de enero, no hay noches con luna llena si te la quedas.

No hay más muertos para los entierros,

no hay lástimas que no sean de papel.

no hay ojos cansados sin te querer naufragar,

no hay habitantes del Kan-Kan que no se sequen las bocas.

No hay inviernos con este calefón, no hay sentimientos que no tengan sentido.

No hay bien que por bien no venga, no hay espejo que no te ruegue siete años de perdón,

No hay otras Romas que la sembradas al revés, no hay bomba que no explote en mi pecho.


...

martes, julio 24, 2007

Dos caminantes.

Hay dos tipos de caminantes solitarios: los caminantes nocturnos y los caminantes diurnos.

Por un lado, y contrariamente a lo que muchos piensen, a mi entender el caminante más dichoso de estos dos es el caminante nocturno - y su respuesta no es muy compleja. Salvo en casos particulares (trabajo, vampirismo, claustrofobia) el caminante nocturno es puramente movilizado por su propia voluntad y su camino está cortado (pero no cooptado) por una ansiedad emocional o puro espíritu deportivo hacia la búsqueda de lo que vendrá. Es algo establecido que la noche es el horario del resguerdo, de las plegarias y los somníferos, de las pastillas o de los amantes. De esta manera, el hombre o la mujer que decide emprender -sin siquiera su sombra- una travesía en lo mortuorio que puede resultar una ciudad cuando toda esa artificial luz y ese movimiento mecánico ha desaparecido, es simplemente algún instinto cazador o carroñero; es la búsqueda o la percepción de que algo vendrá o, por lo menos, para olvidarse de los venidos. Y de esta forma, la gente es como es. No hay máscaras, no hay testigos o jueces, ni espumosas quintaescencias ni más mentiras. Está bien, es cierto: siempre hay mentiras. Sin embargo, en este caso- son dotadas de algún tipo de complicidad, elucubradas desde uno mismo y no impuestas o mamadas.
Cuando el sol cae se derriten las estatuas de cera, las imágenes comienzan a marchitarse junto con su baja naturaleza. La luna se dedica para dar lugar a la bendita imaginación y los sonidos los pule con su lima de plata; los olores despiertan y el tacto es lo que se agudiza más, casi como en busca de comprensión y algo que lo lleve a algún plano de realidad... y calor.

Por otro lado, se ve uno frente a los desdichados caminantes diurnos. Una película muy reciente decía sin atenuantes "todos los días son dichosos, hasta el día en que mueres" y caminar bajo la macabra sonrisa del Tirano Astro, es caminar siempre en la víspera de la muerte. Las sonrisas no existen, el frío invade y es un frío enemigo y sin misericordia. El caminante diurno camina siempre bajo la lluvia o bajo la nieve, bajo el sol o bajo el granizo: jamás importa, jamás lo recordará. Todas sus caminatas son absolutamente iguales y, si bien es inmortal, vive inmerso en la eterna impotencia entre el el hielo y la ausencia. ¿Ausencia de qué? El caminante diurno simplemente es presa de la soledad de sí mismo, un agujero en el traje y en la memoria. El trabajador, el suicida y el madrugador pasan desapercibidos, devienen en una masa gris y reacia de lagrimear, carente de todo tipo de sentimientos, incapaz de expresar descontento porque simplemente no sufre. No sufre. Y a cualquier día pulcros y ajenos.
El caminante diurno es preso de una mentira que él no ha inventado, que él no ha elegido y sin embargo debe seguir protegiendo. No saben muy bien por qué lo hacen algunos. Toda esa etiqueta, la preparación, ese juego de máscaras en blank, la misse en place, su rol de marionetas; están aturdidos y muchas veces no gustan despertar. Generalmente se cruzan, hay un atisbo de mirada -lápidas, huesos- y todos con la misma cara, todos con la misma ansiedad, y todos con una única preocupación: llegar hasta el final de la estación.

sábado, julio 14, 2007

¿Inconsciente?

Con las horas el reloj va llegando a un punto muerto. Las pastillas sirven a veces para los olvidados y harapientos que tienen o tuvieron su magia, que perdieron hace siglos aquel cristal para echar una mirada y poder ver más allá. Hay una silueta que me desvela en la oscuridad: no tiene apariencia de bestia o de hombre, ni animal ni fuego. Esta silueta muchas veces, convencida de su misteriosa habilidad, envuelve mi memoria en un sopor antiguo de esos que los sabios de blancas barbas hoy en día deben de estar disfrutando. El pensamiento se va poco a poco ralentando, las pupilas se dilantan y dejan de funcionar, el cuarto se escapa por algún punto de fuga, el lago se vuelve pesado y los brazos intentan, con un frenesí lamentable, escapar a esa inmovilidad. El teatrito se configura en lo que antes era alguna especie de lugar y ahora es un frasco, mejor dicho, el espejo. Allí, un espectro de a pinceladas lentas, aunque minuciosamente precisas, va cobrándose los rasgos que en todo este tiempo no fuiste capaz de definir, que podría haber pertenecido a cualquier otra maquinación de esas que te quitan el sueño en un día de rutina normal; sin embargo, esa sombra casi pareciese tronarse los dedos, acomodarse. Y eso, que en un principio parecía algún tipo de expiación, sublimación o -la mejor manera de interpretarlo, quizás- una "invención", delinea en una de sus confusas extremidades una boca profunda y, aunque rudimentaria, una voz empieza a brotar. Al principio, no lo comprendí (aún no lo comprendo) pero por sus gestos -por sus labios negros y secos- entendí que frente a mí se encontraba un niño de arena, con la mirada perdida en algún ojal. Verdugo como la cal se apareció, aislado en mi habitación, para desarmarme en llanto y violencia "Los entierros son terribles" me dice, sentencioso y cegador.
Luego, atinamos a las mismas palabras. Remarcable si consideramos que el lenguaje es cosa de azar, que el sentir al pensar, el pensar al sentir, y ambos al hablar, pueden tomar tantos gustos, tantos nombres, que siempre alternan nuestra vida entre quimeras y pedazos de pan de corazón.
"Lo sé, he asistido varias veces al nuestro" repetimos al mismo tiempo. Y en ese punto, esta crónica se fue camuflando con esa irónica sensación que para muchos de nosotros es el estar despiertos.

miércoles, julio 11, 2007

Oda a la sonrisa (sinprisa)

Un reino de cáscara de nuez,
una reina que garabatea
tantos caminos a la locura,

la espera de un perfume
que ha olvidado el olor a mujer.

Un ojo derecho alquilado
al más cobarde huracán,
un eco que rebota en la nada,
(en la nada)


Toda una noche de invierno
y cocodrilos que hacen cro cro
cri cri, sus lágrimas de albornoz.

El manco toca una melodía
¡timbales, timbales, timbales!
Pero no la sabe tararear y
aún sin tener comida para mordisquear,
llegan los lobos de la tempestad,

¡ojalá, ojalá, ojalá
el arca nos lleve hasta el corral,
ginebra, caracoles, hambre!
Y ese maldito reloj se haga cenizas,
se destrocen las camisas
en sus empinadas carreras al vacío

ojalá que nunca llegue,

pero siempre
llega:

el miedo de lo que el viento
se llevará.

domingo, julio 01, 2007

Poema-Carta a ...

Los ocasos no tienen horas,
algunos días, incluso,
pueden las tres de la tarde,
derrumbar cualquier aurora.

¡Qué vil es el mundo en su girar!
No ama a nadie ni a nada,
no hay efectos,
ni potencias ni causas
que lo puedan hacer parar.
Pero mi mundo se quebró
(mil veces, en un segundo)

Se detuvo.

Y ahí, de reojo, justo enfrente
cruzaba la calle
una pata sin conejo.
Yo golpeado, aturdido;
ella indiferente y sonriente.
¡Cómo la expatriamos al olvido
a la avariciosa muerte!
¡Cómo aparece vestida de negro
para recordarnos nuestra suerte!

Silenciabamos al temor,
nos mirábamos callados;
ahora al fin se despertó,
me apuñaló mal entonada.
Pero esta aguja en el corazón
no me dejará tumbado.

¡Qué soberbia es la Victoria
de aquellos que se alimentan
de la pulpa de los ideales!
¡Qué soberbia es la Victoria
de los que ya no caminan
porque nunca tendrán miedo!

Y toda batalla será ganada;
y aunque jamás me llegue
el olor a tus sonrisas
-y esa utópica despedida-,
nunca más podrán oscurecer
tus escarpines de mi memoria,
donde te guardo, te envidio,
te celebro, te acuno,
te respiro, querida mía.

R.W. (J.L.P.)

lunes, junio 11, 2007

Siempre.

Mis ojos gotean, siempre,
alguna estupida confesión.
Siempre pienso que esta vez,
no voy a encontrar el camino
de vuelta a casa, esta noche.
De vez en cuando pasa:
siempre me hago adoquín
y me rindo a la violencia,
la rutinaria indiferencia.
Es decir, a vos.
Aunque más que nada a mí mismo.
Siempre termina en lo mismo,
(pido perdón por mis perdones)
resbalando mis penas por un renglón.
Así, todo vuelve a empezar,
como para volver a reciclarme.
Mi pálido Dios ya le da forma
a un pulcro mundo nuevo.
Me pongo a buscar
esas mañanas imaginarias
donde no pueda distinguir
la verdad en la mentira
y la traición en tu mirada.
Y siempre la vuelvo a encontrar.

domingo, junio 03, 2007

Déjà Vu.

Montado sobre un caballo troyano,
el invierno sacude
con sus largas manos,
Sonámbulos, noches de pura violencia
los vidrios se hacen tan oscuros
y las putas revisan las billeteras.
Los bisturíes lanzan hoscos sonidos,
y babean alrededor de mi jaula,
el ancla cae eterna, los segundos
se matan a trompadas.
Los somníferos pasan a ser incienso,
poco a poco (tan despacio, tan fugaces)
cierran (¿o abren?) salones
las pueriles hadas.

Ilusiones y terreno,
lujuria con semen de muerto.
Una caminata que recuerda
a lo inacabable de lo perfecto,
al alma de los desiertos;
son vísperas de un día muerto.
Hojas, miles de hojas
de nadie más que del viento;
toneladas de cemento y cobre,
azúcar, crímenes, silencio.

Pasa el tiempo -minutos-,
y se pone viejo.
La piel se vuelve hielo,
los ojos basiliscos
y miran para adentro.
Los espejos revenden
inservibles. reflejos.

Y se garabatean
las siluetas de estas letras
en las lágrimas del barquero.

...........................

Nace una llamarada en el cielo,
salen nadando del lago los puercos.
Una girasol en la luna,
en un alto balcón,
arroja dos dados,
tararea una arcaica canción.

lunes, mayo 07, 2007

Peldaños a lo M.C. Escher

Aprendí del espejo la soledad
aprendí del olor a sangre
a buscar heridas,
aprendí de la muerte a no ser tan viejo,
aprendí del fuego
el calor de los cuerpos,
aprendí a rasguñar la vida
en callejones sin salida,
aprendí del mar, el día y la noche,
(en las sombras la estupidez),
aprendí que el amor vale nada,
aprendí que el amor vale todo,
aprendí de las copas
a olvidar lo que aprendí,
aprendí del perfume el aroma del viento,
que los besos son en los huesos,
que el sabor de mi alma
está hecha de ceniza,
aprendí de los libros
a vivir en los puertos,
aprendí del asfalto
a mantenerme despierto,
aprendí que los sueños
nunca te dejan despertar,
aprendí en las nubes
a buscar un reflejo,
aprendí de los enemigos
a buscar más amigos,
aprendí que el corazón
siempre late a destiempo,
aprendí de la cobardía
a ser un poco más suicida,
aprendí en los trapecios
a buscar equilibrio
aprendí de los viajeros,
que nunca voy a ningún lado,
aprendí tanto
-y al fin y al cabo-,

domingo, mayo 06, 2007

El.

Individuo

El tambor resuena en el corazón,
pero ya no hay nada,
ni nadie.
Y la absoluta extrañez se toma venganza,
abandonandote a la más amarga condena,
un poema absurdo de temor,
unas manos lastimadas, sin canto ni voz,
un anillo rodante e itinerante,
vagando por los túneles de las cloacas,

Solo

Las noches de piedra
aturden a quien fue velador,
sonrisas de humo,
y un beso que se pudre en alquitrán,
que se consume junto con toda pasión,
en el suelo, solo, retorciendose.
Tal vez se pregunten por qué,
los ahorcados en primavera.
Ahora el cielo y el sol, se escapan
en un estéril punto de fuga
a ambos lados.

Quieto

Pero ya hasta la luna,
se fue a dormir.
La incógnita del quién vendra
hace una mueca y suelta una leve carcajada,
Sarcástica en ese mar de ausencias.
Lo bueno, es que ya... no hay de qué preocuparse...
El olvido vendrá a rescatarme...

En la Soledad.

jueves, abril 19, 2007

Una sonrisita.

Nunca pensé, ¡ah, ja ja ja!
Y ahora estoy acá, ¡ja ja ja!
Pero voy caminando para allá, ja ja ja!
Aunque el camino me pase por arriba,
como el firmamento del ebrio
como la lujuria a la pasión
¿Cuántos grilletes te atan
siempre a otro más que a vos?

No me busques una explicación,
ni equis ni inecuación,
tengo el cerebro re partido en dos,
¡qué dos ni dos si yo ni siquiera soy yo!
Un blanco que hoy riega
con sangre prestada, con alientos ajenos,
dardos que vuelan justo
al colorido color nada.

¡Ay! Ja ja ja,
y vos le seguís buscando,
algún tipo de explicación,
una secuencia a una oración,
y esto no son más que heridas blancas,
alguna flecha podrida, loca,
sed, fluidos o dolor.

Besa estos zapatos,
te los regalo,
me voy en camello,
a una línea o un desierto,
a una torre donde todos Babla y Barbar,
pero más vale que se callen,
y callate vos también,
que no me dejás ver las estrellas,
que ahora muere el amanecer.

domingo, abril 15, 2007

Traidor.

Creo que hay una incandescente sustancia (savia, alcohol, dinero) que se encarga día y noche, desde el más ínfimo pensamiento hasta en la más elaborada creencia, a darle una redondez inaudita y hasta a veces intolerable al conjunto que conforma todo este asfalto (llamarlo Tierra, si así prefiere) que pisamos. Sabrá usted que este tipo de secuencias y teorías, filosofías, cosmovisiones, panfletos, ya han sido nombrados anteriormente pero que aún así viven reviviendo a medida que una noche o una madrugada deja frente al espejo a otro pobre bastardo, sin más prole que sus dudas. No es mucho y al mismo tiempo no es nada ponerse a reflexionar, en rutinario ejercicio, sobre los astros, el lugar en el profundo Orbe; hay cierta majestuosidad romántica en esto del pesimismo que se construye como para oponerse, necesario, y así equilibrarla vida conformista y consensuada que todos llevamos. Y usted me dirá "no, los conformistas son los otros, la tercera persona del singular, bien pero bien ajena porque la comodidad enredada a este impetuoso y poco reflexivo siglo veintiuno, sólo es, a mi pecho, como seis puñaladas atroces y sus siervos, simples caníbales de mis entrañas; este es el maldito país del que soy víctima, pero también voz y tinta", a lo que le respondo, con una amarga sonrisa en la cara: ¿se considera algún tipo de héroe? ¿no es consciente de su rol necesario, de su identidad que falsa cree rasguñar el libre albedrío pero sólo es presa, ama y esclava, de sí misma? No me venga con baratos pensamientos porque de revolucionario no tiene ni el lavarropas, que creo que ya le secó hasta la más indudable de todas las existencias: el vacío que llena usted con palabras, no son más que sonidos que tarde o temprano hacen eco en la nada. Y esto es simplemente así. El mundo no está al aire "libre", estamos todos encerrados, dentro de él, capturados en lo más profundo de su núcleo y hablamos tanto que no nos damos cuenta que lo que retumba no es el cielo; es el suelo. Es claro que usted ni siquiera huele esa humedad nauseabunda que ha trepado por su espina hasta su cerebro, y ahora perdió toda la conciencia de su propia irrealidad. Probablemente este rol pesimista-crítico es mucho mejor que ser simplemente un zángano cien por ciento acomodado del Sistema, pero también es usted el que debería tomar nota que es el complemento esencial, el enchufe, la descarga a "tierra". Acaso, dígame, cuando uno se agobia, quiere hacerse estallar y hacerse cenizas en el mar (como repite usted a diario), ¿se va del estadio? ¿o simplemente se pasa de bando?

Se dará cuenta, señor, que usted no es como yo. Es mejor que él, es probable, pero de todas maneras también es peor, porque usted, señor, usted, simplemente es un traidor.

sábado, abril 14, 2007

Antes del alba.

Las campanadas

que destrozan

la mente del durmiente

en las pestañas

se arrepiente el alba

de su mundano destino

donde desaparecieron

los testigos que ven

apariciones, sonidos ni latidos

y la gente muere

por no embeberse de frío.

Esas cenicientas que piden propinas,

calaveras y una vida dividida,

una sombra, una mecha, una sonrisa

solo resta un futuro en ruinas

Y en la noche los adoquines

paran las balas, y las bebidas

encienden guitarras

Algún gato se acuerda

en algún techo del olvido

las marionetas de siempre

rompen los hilos

bailando morenas hasta el alba

(las campanadas) la última gota

se derrama en cada mirada.

viernes, marzo 23, 2007

Ave y pez en camino.

Una página vuela,
y se empapaba de sal,
de luces y luciérnagas,
de caminos marcados en mar.
Gorda aguja negra
baila, vuelta, baila,
ruinas sobre ruinas;
quedan esas sonrisas,
y es lo único que queda.

Grietas en una pared,
por donde escala la vida pasajera.
El amor siempre es una quimera,
que no tiene ni pastillas ni perdón
Las madrugadas a veces tienen sol,
narraba un medio vaso de ron,
y a veces te llueve carbón.

Olía aún a perfume de primavera.
No era demasiado lejano,
no era una línea,
era una frontera.

Un enano decía adiós
a una muerte pasajera.
Un hombre cargaba el revolver,
apretaba los dientes,
y daba la salida de meta.

lunes, marzo 12, 2007

Una vez, cuando tenía cinco años, iba de la mano de mi madre, luego de volver del jardín. Era mediodía, un día de noviembre, aunque no como estos noviembres calurosos, infernales y donde no se puede respirar. Casi puedo ver la situación: yo, con un guardapolvo verde, de un metro y dedos de estatura, rapado y con una buena sonrisa. Mi vieja que no sé por qué me vino a buscar, probablemente porque en ese momento no trabajaba, nunca estaba tan ocupada.

Claro, caminábamos... (cosa que cada vez hacemos menos) y caminábamos las siete u ocho cuadras que nos separaban de nuestra casa, un departamento de dos ambientes sobre San Juan y alguna calle que se ahogó en alguna de mis lagunas.
Ahí fue que ibamos caminando y pasamos por una plaza chiquita, con verdes muy saturados por la época del año, que tenía de esas baldosas rectangulares lisas de cemento (no de las cuadradas chiquitas que te hacen retumbar cuando vas con los patines, con la bicicleta o con la patineta). Allí, pasando, me di cuenta que una y media de estas baldosas se habían ido para abajo. La verdad no sé bien a qué se debía ni por qué es que se habían caído, pero se podía ver la tierra bajo toda esa capa de asfalto, granito y piedra que cubre la ciudad.
Y ahí, justo ahí, vi una planta crecer y trepar desde abajo hasta la superficie, escapándose de las baldosas. Fue, realmente, lo más hermoso que presencie en mi vida.
Creo que nunca fui tan alegre como en ese momento.

Aunque, quién dice, tal vez algún día encuentre una flor.

sábado, marzo 10, 2007

Cora

Un sueño del corazón,
que nos destruye las ideas,
el pecado que pasó,
un tonto solo y sin mar,
un frío gris invernal.

Tomaste del tiempo,
de la era del dolor.
Una decisión nos mató,
bebimos por años del polvo.
Los ojos ya no veían mar,
ni en verano ni en primavera.
El sol nos juzgaba de mañana,
el alma sufría condena eterna.

Pero de vez en cuando,
resuena una melodía.
Que como miel te enciende
ese malcriado corazón.
Y no hay pan para mañana,
pero los sueños están para soñarlos.

Todo me lleva a esta canción,
brinda sin vasos un día
que el alba te traiga
esa nueva salvación.

miércoles, febrero 28, 2007

Garabato (o existencia)

No es nada más que un mediodía,
(o por ahí hasta un día en tu vida)
basta comprenderme nada más,
sólo un acorde en un lago;
solo, un paje de la libertad
invita a los pecados a desflorar,
llegan los gallos a dorar,
blandos como el azucar,
verdes como el as de Judás.
El dolor crece como la muerte,
el Febo se asoma de algún vientre.
Quizá todo me de una melodía,
tal vez esto no hable del amor.
Dibujo con agua un circulo,
te aseguro que es Dios,
lo vi en una calle el otro día,
me regaló un pedazo de cartón.
Había un hombre, una vez,
que intentó parar el tiempo.
Todo se detuvo.
Un instante después, el hombre murió.

Fin.

jueves, febrero 22, 2007

Indefinida sinfonía ni menor ni mayor

¿Los las las los? Las los, las.
Los las las, las las, los los las.
Las los las los: los los los las,
las las, los los las. Las los las
las los los, las los los, las
los, los, las las los los las.
Las las, los las, los;
los las las las, los las: los.

¡Las los las las! Los las, las las, los los.
Las las, los, los las las, los los las.
Las las, los los, las -los las-, los.

(los sol)

Sol, -sal sol- sal, sol sol, sal sal.
Sal sol sol, sal sal sol, sol, sal sal.
sol sol, sal sal, sal sol ¡sal sal sol sal!

Sol: sal sol, sal sal sal sol;
sol, sal sol, sal sal.
Sal sol sol sal sal, sol, sol
sal, sol sol sal, sol sol sal
sal sol sal. Sal sol sol, sal sal,
sal sol sol sol: sol sal sol sal.
Sal sol sol, sal sal, sal sal sol.
Sal, sol sal ¿sol sal sal sol?

sábado, febrero 10, 2007

El último dedo.

Dedos.
Dedos.
Dedos.

Secos.

Dedos.
Dedos.
Dedos.

Muertos.

Me confundí una vez, cuando la espada cruzó mi alma y me olvidé de las canciones
de héroes y de amor.
Porque por más puta que sea la infancia, y todos los besos cabalguen en humo, no sabrás para nada quién fui ni quien soy.

No viviré más en este escamoso cuerpo. Fuego al polvo y polvo al fuego, las cenizas se convierten en queso y los ratones empiezan a llegar.

Roen huesos pero también roen cerebros. Roen muertos, roen vivos, roen memorias, roen recuerdos, roen, roen, roen.

¡Roen! ¡Roen! Todo parece finalmente perecer, en el organo toca el codo la coda, y cada uno de mis desmerecidos organos se empiezan a deshacer.

El destino llega en su carroaje, sus veinte corceles que escupen fuego y miedo, y el verdugo conductor fuma sin cenicero.
Tiene perlas la memoria, y a veces les brilla el amanecer, las colonias de abejas que muerden, no saben tampoco dónde hacer su miel.

Los semáforos lucen luces rojas, verdes y deseo. El cáctus se interna en un misterioso apartamento, oscuro y encantado, pero sin luz, agua ni documentos. La duda pica, como mil piojos (¡qué piojos, termitas!), y viene un ángel vengador que anuncia el invierno, de la razón y la co-razón.

Se me consumen las palabras, se quebrará una pata de mi despertador, se recuestan los asientos, se me apaga el encendedor. Se quiebran los sonidos, se corona el silencio. Y mi boca se seca... casi tan muda como mi alma y mis dedos.

martes, febrero 06, 2007

Perdido.

Caminos, caminos y un sentido que no da respuesta,
como un animal incocebido,
nadie sabe a dónde ir ni donde nadar
camina el errante, perdido el ruido
que arrasó nuestros corazones
los telones se bajan y se abren las salidas
pero siempre son entradas
laberintos bajo almohadas, cristales de sal,
y un camino que me hace de padrino,
¿qué hacer cuando estás solo?
intenté preguntarme a mí mismo,
aunque a la fuga me había dado
desbarrancándome al olvido.

lunes, febrero 05, 2007

Llamas en un Verano otoñal.

Fuego rojo fuego.
Fuego que pasea,
que avanza y estalla
se alimenta.
Jamás sombra
Jamás esposa.

Fuego que arde.
Fuego que no quema,
y su bandera flamea
seduce, sangra y besa.
Jamás cárcel.
Jamás le creas.

Fuego que miente.
Fuego que observa;
sediciosos mil ojos
saborean la espera.
Jamás solteros.
Jamás enteros.

Fuego de cenizas.
Fuego de mariposas.
Hay un encendedor
en cada arista ardiendo
y aun así...

jamás encontrarás el fuego.

lunes, enero 01, 2007

Tres puntos suspensivos.

¿Para qué morirme mañana cuando puedo morirme el día después?