viernes, marzo 23, 2007

Ave y pez en camino.

Una página vuela,
y se empapaba de sal,
de luces y luciérnagas,
de caminos marcados en mar.
Gorda aguja negra
baila, vuelta, baila,
ruinas sobre ruinas;
quedan esas sonrisas,
y es lo único que queda.

Grietas en una pared,
por donde escala la vida pasajera.
El amor siempre es una quimera,
que no tiene ni pastillas ni perdón
Las madrugadas a veces tienen sol,
narraba un medio vaso de ron,
y a veces te llueve carbón.

Olía aún a perfume de primavera.
No era demasiado lejano,
no era una línea,
era una frontera.

Un enano decía adiós
a una muerte pasajera.
Un hombre cargaba el revolver,
apretaba los dientes,
y daba la salida de meta.