C'est rien los besos
que no te he robado
y te robo en canción.
Un cigarrillo que se consume
en mi boca y al cuadrado
la escoria de nombre
que el destino nos dio.
Y se me dio por verte
De lejos los días
(en la frontera los soles)
la felicidad es un cuento
sin la moraleja
cuando se me dio
por robarte una canción.
El diablo me agencia
una empresa de turismo,
más allá del abismo
y tu figura vivió.
Mi recuerdo es ajeno
como la piel de gallina,
que nunca conjura
la amarga sonrisa
donde una chispa
hoguerza se hizo
y Juana se ahogó.
De rien y el decoro es inútil
la vergüenza es un buitre,
por trotar, rodar, arrastrarse,
y rasgar esta canción.
Como si el sueño fuese eterno,
como el blanco, el azul, el negro
la marca de fuego, los grises absurdos,
los comentarios o el desprecio,
el derrame de un beso,
y una voz que nunca me vio.
Esclavo de ciertos matices,
del silencio y la ola
que en algún lugar pagó
aquel intento, la cadencia
al romper un hielo,
y el ombligo que gira
siempre a tu alrededor.