jueves, junio 29, 2006

Poemas tan rojos, tan verdes, tan buenos.

Una oreja rota, un papel deshecho, un albúm robado de los roperos.
Malditas sonrisas abandonas, derretidas, en el campo de mis despechos.

Esas antiguas madrugadas de amanecer envueltos,
enroscados en besos, desayunando el porvenir.
Eramos viejos corazones sangrantes de la luna sin velos,
palpitares, eternos, de cosquillas de dedos.
Inviernos fugaces con fogatas,
amor profundo, con diques de arena,
emociones llovidas, en cada momento.

Aquellos poemas tan rojos, tan verdes, tan buenos.

martes, junio 20, 2006

Danza de la tumba.

¿Alguna vez sentiste aquel frío de la noche,
ese erial de la boca, esa orfandad de la piel?
¿Alguna vez escuchaste el estruendo del silencio,
la verdad en las mentiras, el latigazo de los días,
la mudez del sístole, la agonía del viento?
¿Alguna vez palpaste los escombros de un alma,
esa aspereza del miedo, esa fuga del calor de tu cuerpo?
¿Alguna vez escudriñaste a través de los espejos
a otro menos que a un lazarillo ciego;
la palidez de las estrellas, las herraduras de las sirenas?

¿Alguna vez oliste el humo en la lavanda,
el odio en las miradas, ese nauseabundo color nada?
¿Alguna vez cataste el pan de la inevitabilidad y el olvido,
el trago largo de vivir como vivimos,
el sabor agridulce en cada victoria escondido?

jueves, junio 15, 2006

Popurrí

I'ts getting dark, to dark to see,
in a small and ravenous town
wishin' you were here.
Like a soul sliding down to die,
in the corner of this war...
a war without romance.
Hell borned tears in heaven;
Don't stop me now
when i'm knocking on heaven's door
trying to discover
a little something that makes me sweeter.

Now it's past last call for alcohol,
with my heart that got broken,
you have me on my knees, layla.
Please, feel some sympathy por this devil,
don't you let them trade you heroes for ghost's.

Just...come and hold my hand...

lunes, junio 12, 2006

Delirium morrons.

Morrones, pimentones. Por todas partes. Levantar la cabeza y encontrar hectáreas y hectáreas, campos hacinados de soberanos ajíes; tristes y húmedos como la madrugada, relucientes y encerados al mediodía, rojos y furiosos como el atardecer; de todos los tipos y tamaños, de todas las estaciones y de todos los lugares. Pareciese como si fuesen todos simétricos y al mismo tiempo tan distintos, tan hermanos pero tan primos, tan amigos pero tan enemigos...
Y sin embargo completamente juntos, tal vez porque no pueden huir, probablemente porque no tengan piernas e, inclusive, a causa de que ningún morrón le puede enseñar a su hijo morrón a caminar aunque las tuviese (ya que nunca tuvo un padre morrón que así lo hiciese). Por otra parte, ¿a dónde escapar? ¿acaso no es un gran mundo de morrones? ¿cómo escapar de un amigo, de un hermano, de uno mismo?

Imaginación. Tomemos el caso hipotético (y que me disculpen los hipotéticos por ser tan hipotético) de que estos supuestos morrones pudiesen pensar, no como piensa una modelo medio idiota de la televisión o como piensa un neurótico ejecutivo: simplemente reflexionar.
Sería interesante saber que reflexionarían, todos tirados ahí, sin saber que su propósito en esta vida es filetearlos y ponerlos a la plancha, o abrirlos a la mitad y tirarlos a la parrilla (hasta tal vez alguno pueda llegar a convertirse en elenco de ensalada o protagonista de algún bife a la riojana). Claro que ellos reflexionarían, libremente, dentro de su prisión de fraternidad morrónica, todos juntos, pero... ¿llegarían a saber lo que les espera?

jueves, junio 08, 2006

Ad infinitum.

No sé a quién decirle que nunca vi el amanecer,

que la niebla no puede deshacerse en mariposas

que la muerte se hamaca en la tierra que pisamos

como si los dinares de aquella arcaica mirada

fuesen solo restos del sol de algún verano malherido


Si sólo tuviese la valentía de perseguir un trueno,

si la espuma dentro de este pecho estuviese

cargada con el mismísimo fuego de prometeo…


No conocí en la infancia otro aire que el de enero,

y, tal vez, porque me cité en la adolescencia con

algunas bailarinas de Degas remendadas

o porque dedique varias barajas a malgastar

en callejones pantanosos,

lo poco de ruiseñor que me quedaba,

le perdí el rastro al consuelo, al aroma a la luna sin velos,

al humo blanco de las nubes con forma de corazones,

al adiós que amadrina un hasta pronto,

a la verdad en los itinerantes panaderos,

a la sonrisa de mi madre, a los abrazos de mi padre…


¿Acaso importa el pasado?

¿acaso el anhelo se marchita

como las rosas que siembran el cielo?


El ocaso es sólo una ilusión para los tontos,

opio para los suicidas, un escalofrío en la vida,

el ocaso anticipa la aurora, lejana y majestuosa.

Me robaré el fuego y el trueno, y la correré

sin llorar sentado, sobre las piedras que tropiezo.

la cazaré:


tropezando,

sangrado,

despedazado,


pero voy a buscarla, afuera, ad continuum…



Ad infinitum.

Muerde el sol

¿?

(testeando)