No es nada más que un mediodía,
(o por ahí hasta un día en tu vida)
basta comprenderme nada más,
sólo un acorde en un lago;
solo, un paje de la libertad
invita a los pecados a desflorar,
llegan los gallos a dorar,
blandos como el azucar,
verdes como el as de Judás.
El dolor crece como la muerte,
el Febo se asoma de algún vientre.
Quizá todo me de una melodía,
tal vez esto no hable del amor.
Dibujo con agua un circulo,
te aseguro que es Dios,
lo vi en una calle el otro día,
me regaló un pedazo de cartón.
Había un hombre, una vez,
que intentó parar el tiempo.
Todo se detuvo.
Un instante después, el hombre murió.
Fin.