domingo, abril 15, 2007

Traidor.

Creo que hay una incandescente sustancia (savia, alcohol, dinero) que se encarga día y noche, desde el más ínfimo pensamiento hasta en la más elaborada creencia, a darle una redondez inaudita y hasta a veces intolerable al conjunto que conforma todo este asfalto (llamarlo Tierra, si así prefiere) que pisamos. Sabrá usted que este tipo de secuencias y teorías, filosofías, cosmovisiones, panfletos, ya han sido nombrados anteriormente pero que aún así viven reviviendo a medida que una noche o una madrugada deja frente al espejo a otro pobre bastardo, sin más prole que sus dudas. No es mucho y al mismo tiempo no es nada ponerse a reflexionar, en rutinario ejercicio, sobre los astros, el lugar en el profundo Orbe; hay cierta majestuosidad romántica en esto del pesimismo que se construye como para oponerse, necesario, y así equilibrarla vida conformista y consensuada que todos llevamos. Y usted me dirá "no, los conformistas son los otros, la tercera persona del singular, bien pero bien ajena porque la comodidad enredada a este impetuoso y poco reflexivo siglo veintiuno, sólo es, a mi pecho, como seis puñaladas atroces y sus siervos, simples caníbales de mis entrañas; este es el maldito país del que soy víctima, pero también voz y tinta", a lo que le respondo, con una amarga sonrisa en la cara: ¿se considera algún tipo de héroe? ¿no es consciente de su rol necesario, de su identidad que falsa cree rasguñar el libre albedrío pero sólo es presa, ama y esclava, de sí misma? No me venga con baratos pensamientos porque de revolucionario no tiene ni el lavarropas, que creo que ya le secó hasta la más indudable de todas las existencias: el vacío que llena usted con palabras, no son más que sonidos que tarde o temprano hacen eco en la nada. Y esto es simplemente así. El mundo no está al aire "libre", estamos todos encerrados, dentro de él, capturados en lo más profundo de su núcleo y hablamos tanto que no nos damos cuenta que lo que retumba no es el cielo; es el suelo. Es claro que usted ni siquiera huele esa humedad nauseabunda que ha trepado por su espina hasta su cerebro, y ahora perdió toda la conciencia de su propia irrealidad. Probablemente este rol pesimista-crítico es mucho mejor que ser simplemente un zángano cien por ciento acomodado del Sistema, pero también es usted el que debería tomar nota que es el complemento esencial, el enchufe, la descarga a "tierra". Acaso, dígame, cuando uno se agobia, quiere hacerse estallar y hacerse cenizas en el mar (como repite usted a diario), ¿se va del estadio? ¿o simplemente se pasa de bando?

Se dará cuenta, señor, que usted no es como yo. Es mejor que él, es probable, pero de todas maneras también es peor, porque usted, señor, usted, simplemente es un traidor.