lunes, junio 11, 2007

Siempre.

Mis ojos gotean, siempre,
alguna estupida confesión.
Siempre pienso que esta vez,
no voy a encontrar el camino
de vuelta a casa, esta noche.
De vez en cuando pasa:
siempre me hago adoquín
y me rindo a la violencia,
la rutinaria indiferencia.
Es decir, a vos.
Aunque más que nada a mí mismo.
Siempre termina en lo mismo,
(pido perdón por mis perdones)
resbalando mis penas por un renglón.
Así, todo vuelve a empezar,
como para volver a reciclarme.
Mi pálido Dios ya le da forma
a un pulcro mundo nuevo.
Me pongo a buscar
esas mañanas imaginarias
donde no pueda distinguir
la verdad en la mentira
y la traición en tu mirada.
Y siempre la vuelvo a encontrar.