lunes, febrero 16, 2009

Requiem epistolar.

Había muerto un autor
y en su lugar quedé yo,
que ya no era yo mismo
era un tintero de rincón

Había muerto pensando
que entre el odio y el amor
se juegan un par de pesos
un silencio, una oración.

Había muerto borracho
o contando un cuento
que es parecido o similar
corrijanme un punto final

Había muerto acompañado
o eso al menos él pensó
pues nunca estuve a su lado
y hasta en verso fui impostor

Pero que mi cobardía
esa que me hizo viudo
y valiente en el amor
no lo engañe, no señor

Porque quizás ando escondido
y en realidad, al fin de cuentas
aquel sepelio fue una estafa
y en verdad ese muerto era yo.

domingo, febrero 15, 2009

(Tarde gris, costanera norte, ruidos de autos pasando a sombría velocidad. Aparte de eso, un silencio infinito, sólo osado a violar por el viento que acuna las olas. Un hombre, de espaldas, encapuchado, apoyado en en la baranda. Suena la radio atrás, un pescador más preocupado por el resultado del partido que por el hambre, Boca pierde dos a cero con los leprosos)

miércoles, febrero 04, 2009

Ese juego.

Estaba una,
el otro
y ese juego de los dos.

Mil delfines blancos
se escapaban, un ondeo tornasol
Sentada en el fondo la arritmia
y el pulso incierto del ahorcado
la danza, el deseo, la vendimia

Estaba él,
la otra,
y ese fuego de los dos

que entre sinceras bocanadas
revencaban al tiempo
se aferraban del techo
y olvidaban el gris adiós
los olores, el sexo, el alcohol

estaban dos
la eternidad recortada
y una bala en el cañón.