miércoles, julio 11, 2007

Oda a la sonrisa (sinprisa)

Un reino de cáscara de nuez,
una reina que garabatea
tantos caminos a la locura,

la espera de un perfume
que ha olvidado el olor a mujer.

Un ojo derecho alquilado
al más cobarde huracán,
un eco que rebota en la nada,
(en la nada)


Toda una noche de invierno
y cocodrilos que hacen cro cro
cri cri, sus lágrimas de albornoz.

El manco toca una melodía
¡timbales, timbales, timbales!
Pero no la sabe tararear y
aún sin tener comida para mordisquear,
llegan los lobos de la tempestad,

¡ojalá, ojalá, ojalá
el arca nos lleve hasta el corral,
ginebra, caracoles, hambre!
Y ese maldito reloj se haga cenizas,
se destrocen las camisas
en sus empinadas carreras al vacío

ojalá que nunca llegue,

pero siempre
llega:

el miedo de lo que el viento
se llevará.