sábado, agosto 26, 2006
Inconclusa.
unas botellas de engaño
tan invisibles y tan huecas,
los caínes sin olvido,
reincidentes de condenas.
La muerte amarga que sabe
al veneno del beso del traidor,
la espuma de la mano de la boca
de la miseria, del desamparo
del terror de no poder naufragar.
Y la camisa de fuerza de hierro,
donde la locura vive a raya,
las costas para desembarcar
se vuelven más áridas y apáticas,
los sueños son mentiras
Que solo juegan a soñar...
La ilusa noche es un espejismo
habitante del capó de algún auto
de esos que vuelan, y saltan
pero sólo caen hacia el abismo.
Y los sueños son mentiras
Que solo juegan a soñar...
viernes, agosto 25, 2006
Eros.
de tanto fumar, de tanto embriagar
y necesitas pesticidas
contra los amores mercenarios,
¡Los días son cíclopes!,
y la comida de perro,
se te viene a la boca
tan seguida como
la palabra "entierro"...
Pero en una manzana roja,
con una plaza verde
insisten las estatuas
a canon de los pájaros
en que los extraños aprendan,
entre Giocondas y circos,
a hacer el amor con los pies,
buscar un corazón entre
los cascarones de nuez
Con los ojos del mar llegará
la polizona del viento
(que olvidará tus olvidos)
a revivir tu corazón de mendigo.
Y la muerte estará tan lejos
y tus gritos derrumbarán puertas y cielos
allí donde no hay fronteras
solo hay caminos,
Donde no hay horizontes,
nunca se pone el Dios Sol.
Y las playas son tan eternas...
jueves, agosto 17, 2006
En una playa sin mar...
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.
lunes, agosto 14, 2006
Rezo por vos.
Un puñal que llegó a toda prisa,
invisible, olor a bueyes,
arrollador y fatalista.
¡Verdugo de alas!
¡quimera sin belerofontes!
un vacío con caída,
el sueño del más largo y
eterno de los silencios.
Una baraja de copas sin reinas
sin guerra fría, más que el hueco,
donde habita el alma misma.
Pero la lujuriosa navaja, espejo roto,
vino del más agraciado de todos los suicidas,
del más dichoso de los Adanes.
El enroque de Ronin y Señor.
Cuando las luces caen y la espina
pica en cada uno de los flancos,
cuando los pañuelos salen de los cajones,
cuando las manos practican agitarse,
solitarias, frívolas y alejadas.
Pero yo soy el amputador,
pero yo soy el traidor.
el Jesús y el Judás,
el asesino y el ahorcado,
el fuego y la arena,
el egoísta que solo escucha
su pensamiento y el del viento.
Y por otra parte, soy el que sueña.
¿Vale la pena soñar o sólo sirve
para terminar de ahogar,
cercenar y enemistar?
¿qué hacer cuando a la margarita
sólo le queda un pétalo,
desplumarla o intentar?
Lo mejor, para siempre:
tu perfecto enemigo
Yo, Judás.
jueves, agosto 03, 2006
Incógnita.
"¿Y quién buscaba entre los escombros de la propia vida, el sentido que se había llevado el viento, quién sufría lo aparentemente absurdo y vivía lo aparentemente loco y esperaba secretamente en el último caos errante revelación y proximidad a Dios?”
¿Y cuál es la necesidad de esa revelación, lobo estepario? ¿qué buscas en la verdad de Dios? Ese afán de respuesta, esa respuesta a tu afán. Ese soberbio sufrimiento que tanto disfrutas en la soledad de cada rincón de tu alma, esa nostalgia al pasado que nunca conociste y al futuro que nunca conocerás... ¿qué ojos serán capaces de darte acaso una mirada?
Cuando la música te tiña el corazón de seda, cuando algún estupefaciente te haga sentir que el suelo se descascara bajo tus pies, la pregunta será si en esa aparente paralización temporal, donde todo es tan instantáneo y eterno, donde todo es tan vano y total, donde el carpe diem no es un slogan de alguna mala publicidad: ¿no seguirás, acaso, preguntándote por la máscara que esconde la verdad, por quién la ha creado y por qué de tan cerca con la mentira y la fatalidad siempre ha de bailar?
Pero yo, el hombrecito de caídos hombros, te pregunto ¿buscas una canción para cantar o buscas algo por lo que merezca la pena bailar? Las dudas que impulsan mis manos al escribir, tal vez, no están tan preocupadas por la aventura del tesoro de la Verdad, del Amor, del Dinero... no sé si me interesa conocer la verdad, no sé si realmente siento bien amar, no sé si con un puñado de monedas de más he de alcanzar la felicidad, no sé si nada existe, no sé aún si pienso, no sé si no sé nada. No sé por qué vale la pena desangrarse... no sé para qué me sirve la revelación de Dios cuando aún no sé si me va a remendar.