¿Dónde es que las sirenas se apagan,
que las tibiezas del medio, de la mente
olvidan las palabras, y el mediodía
pierde el miedo al mar?
¿Dónde existe aquel instante
en que la hipocresía
se muerde el labio
se deja las canas
se rompe en cristal?
¿Dónde la simiente negra
pierde el valor
y el alma entera
se sulfata de luz
de calor animal?
¿Dónde el silencio
se mata a palazos
y en el grito oblicuo
espeso, profundo, eterno
revienta en canciones
de rojo candeal?
¿Dónde se terminan los recuerdos
que nos atan a la misera ceniza
a la quietud sepulcral?
¿Cuando termina el tiempo
y empieza algún lugar?