lunes, diciembre 03, 2007

Desvelado.

Inclinado en un renglon
rechina
un busto de madera caido
o en busca sin sangre de un sol
que alimente con tinta
su mente de telgopor

Diez sueños en una red
que aunque al trocarlos por vida
no son más que mentira,
sus reflejos persiguen
astilla a astilla
y llegan
a hacer un Vesubio de su pira,

y cuando con fuego fatuo ilumina
aunque más no fuese
por un instantáneo segundo-
su tierra de ficciones

el hombre de barro
encuentra venganza
a los besos no robados,
el niño crece
o llora
su exagerada infancia,
la justicia es tan visible
como la roja manzana,
el último viaje es un destino
que se puede cancelar
con cambiar una palabra.

Y sin embargo no hay luto
peor para el que sueña mundos
etéreos y cercanos
que la verdadera,
la realidad real
esa que no se ensueña,

esa que más que a muerte,

amantes y soledades,
matanzas o gaviotas,
traciones, desengaños
mujeres sin soldados,

huele a cloforormo.

donde Morfeo ahogado
baila en su frasco
con la aguja del reloj
como ritmo obligado

Y allí,
allí parpadea el soñador
de pijama y desvelado,

y se pregunta a cada rato
el por qué de soñar tanto.